Participante: Kenia Tovar
Realidad de la lectura y escritura en el aula Siso Martiniana
Instituto Pedagógico de Miranda “José Manuel Siso Martínez”
Los Profesores del Instituto Pedagógico de Miranda “José Manuel Siso Martínez” (IPMJMSM) vemos con preocupación como ingresan a la universidad estudiantes que presentan dificultades en la comprensión de la lectura y la escritura de textos. Pareciera que su paso por los anteriores niveles del sistema educativo no le fue suficiente como para ayudarles a desarrollar las competencias necesarias. Esta situación, conlleva a preguntarnos ¿Qué está haciendo la UPEL para solucionar la problemática sobre el poco dominio que tienen alumnos y docentes en la producción y comprensión de textos, el proceso de composición escrita, las reglas ortográficas y la comprensión de la lectura?
Atendiendo a lo antes señalado, la educación requiere de una pronta intervención de los Institutos Pedagógicos en la ejecución de políticas educativas, orientadas al desarrollo cognitivo de los estudiantes en la comprensión de la lectura y la expresión escrita.
Retomar recientes estudios de los procesos cognoscitivos y lingüísticos, pudiera conducir a interpretar la aplicación de los principios de cualquier aprendizaje dentro de las teorías científicas. La aparición del computador, como expresión del proceso cognitivo humano, pone de lado las observaciones con animales que proporcionaron, en su momento, modelos conceptuales provenientes del conductismo sistemático representados por Gutrie, Hull, Skinner, Tolman (citado en Marcos, 1995). Ello, originalmente, permitió hacer inferencias en el análisis de la compleja conducta humana y, de igual forma, sirvió de fundamento en el aprendizaje de una escuela nueva, que apuesta por una escuela más cognoscitiva que conductual.
Encontramos entonces, que el objeto de la psicología aplicada a la educación no será sólo ver los cambios y condicionamientos del aprendizaje, sino observar múltiples fenómenos en el pensamientote cualquier información nueva, inclusive la lingüística, a saber: la organización, almacenamiento y recuperación de la información de forma codificada en mecanismos del cerebro humano y su simulación con el computador. Por tal razón, hoy todas estas apreciaciones en relación con los movimientos del conductismo hacia el cognitivismo, llevan a considerar la razón que originó la corriente cognitiva que, en mi opinión, constituye la tendencia más adaptada en materia de todo tipo de aprendizaje.
En este sentido, existen algunos aportes relevantes del proceso de lectura como el representado en el modelo interactivo de Rumelhart (citado en Antonini y Pino, 1991). Este modelo, enfocado hacia la informática, nos muestra el conocimiento a través de la información gráfica que al ser reconocida, procesada y almacenada junto con la información visual (reglas ortográficas, sintácticas, y semánticas) se relaciona con la experiencia previa del lector. Por esta razón, la lectura y la escritura constituyen la fuente del conocimiento. Su estudio y enseñanza reafirman el desarrollo intelectual de los estudiantes universitarios a lo largo de su formación.
De tal modo, si establecemos una relación entre los planteamientos anteriores, se podría afirmar que el ser humano es un procesador activo de información que al relacionar los conocimientos que obtiene de la lectura con sus ideas previas, los convierte en un producto que se almacena en el cerebro. “La lectura es trasmitida a través de códigos como el lenguaje y la escritura, con palabras e ideas mediante letras o signos gráficos convencionales” (DRAE, 2008). Por tanto, la lectura es el proceso cognitivo más importante en la formación académica inicial del niño. Piaget (citado en Falcón, 2003), propone el mecanismo de asimilación y acomodación mediante los cuales se adquiere conocimiento a lo largo de la vida. Estos dos procesos se asimilan y se interrelacionan promoviendo preguntas y respuestas sobre la definición conceptual precisa del aprendizaje. Al respecto Pérez (s/f), señala que el aprendizaje es el proceso por medio del cual la persona se apropia de conocimiento, en sus distintas dimensiones: conceptos, procedimientos, actitudes y valores. Conocer estas dimensiones permite a los docentes comprender que la importancia del proceso de enseñanza y aprendizaje de la lectura y escritura en el educando, es saber qué es leer y escribir; conocer los procedimientos que están implicados en el proceso de comprensión y producción de textos, y considerar que durante el aprendizaje de la lectura y escritura, el alumno tiene valores y actitudes sobre ellos.
Ahora bien, después de este breve análisis podré ir progresivamente encausando mi posición subjetiva hacia la teoría cognitiva del aprendizaje y enseñanza de la lectura y escritura proyectando, desde mi experiencia en aula, algunas propuestas que podrían aportar soluciones a la problemática sobre el dominio de la lectura y escritura en estudiantes universitarios.
Sobre la base de las discusiones y ejercicios de práctica docente realizados en el IPMJMSM, se evidencia la preocupación expresada por los estudiantes en cuanto al difícil manejo del discurso académico, la comprensión de la lectura, y la redacción de textos escritos. Con respecto a ello, Fraca de Barrera (1997) señala que la escuela es la responsable de desarrollar las capacidades lingüísticas (hablar-escuchar-leer-escribir) a partir del desarrollo de las competencias cognoscitivas y comunicativas de los niños. En atención a esto, puedo determinar que la escuela no está cumpliendo con las funciones que le competen al no preparar debidamente al estudiante que ingresa a este nivel superior con debilidades en todas las habilidades.
Para sustentar mi análisis también me apoyo en Piaget (citado en Marcos, 1995), en lo pertinente a considerar la necesidad como una carencia, un desequilibrio, una exigencia muy poderosa, un deseo que mueve al individuo a actuar, a buscar satisfacción para lograr equilibrio. En otras palabras, el estudiante -inclusive a nivel superior- al no poseer destrezas académicas suficientes para complementar sus conocimientos, se ve obligado a nivelarse, realizando lecturas de textos universitarios más complejos y ejercitando la escritura hasta lograr dominar el proceso de producción y comprensión de textos.
A manera de ejemplo, comparto una anécdota que puede ilustrar las carencias lingüísticas de nuestros estudiantes en una de las sesiones del taller “Aprendiendo a Redactar: Procesos de Composición Escrita” (Flores, 2008). Durante esa experiencia tuve la oportunidad de participar como cofacilitadora con la Profesora Carmen Alida Flores. El taller fue dictado a dieciocho estudiantes del área de Lengua Castellana y Literatura en su primer período (2008-I) de carrera universitaria en la UPEL-IPMJMSM. Momentos previos a la realización del taller se les realizó un diagnóstico a través de una entrevista, aplicando un cuestionario de diez preguntas, entre las que destacaban: ¿Determinas el tema que vas a escribir? ¿Consultas suficientes fuentes relacionadas con tu tema? Antes de iniciar un escrito ¿Te fijas un propósito? ¿Piensas a qué audiencia estará dirigido tu escrito: amigo, profesor, familiares…? ¿Seleccionas el tipo de texto: argumentativo, expositivo, instruccional? ¿Antes de desarrollar el tema: planificas, generas y organizas tus ideas? Luego, cuando desarrollas el tema ¿pones en el papel todo lo que te llega a la mente? y al concluir la estructura de un texto, ¿lo revisas bajo las premisas de: releer el escrito, compartir con otros lectores, chequear: ortografía, mayúsculas, coherencia, tiempos verbales, puntuación, vocabulario?
Los resultados de la encuesta determinaron el nivel de conocimiento que los estudiantes tenían con respecto al tema a trabajar. Al contrastar el ejercicio con lo expresado por ellos, comprobamos que las respuestas obtenidas en su mayoría eran dudosas, y la intención de su enfoque era cubrir sus fallas cognitivas ante la evaluación del profesor.
Posteriormente, les fue presentado al grupo de estudiantes un modelado de escritura sobre el tema convenido de la familia. Se escribía en el pizarrón y se comunicaban las ideas en voz alta siguiendo, por supuesto, los pasos para llevar acabo el proceso de composición escrita. Se solicitó a los participantes prestar atención, describir lo que habían observado; y para nuestro mayor asombro, unas de las respuestas fueron: ¡Ustedes hicieron un pocotón de cosas! ¡Yo no hago eso cuando escribo! y ¿Todo eso es importante para escribir?, entre otras expresadas.
El taller transcurría con la explicación, en primer lugar, de los pasos utilizados para desarrollar cualquier tema escrito, los órdenes del discurso y tipologías textuales, la estructura, el contenido y sus propósitos comunicativos. Todos estos aspectos, constituyeron los tópicos de reflexión textual que pretendíamos practicar con los estudiantes. En segundo lugar, se les presentaron diferentes tópicos entre ellos: (a) el trabajo y (b) la universidad, para que lo desarrollaran en parejas, siguiendo el ejemplo de escritura modelada. La actividad de escritura fue para ellos simplemente una tarea difícil, porque a pesar de habérseles explicado cómo se desarrolla un tema aún no sabían cómo comenzar. De ese modo transcurría cada sesión del taller aclarando nuevamente las dudas y procediendo a realizar un escrito colectivo. Bajo las observaciones del docente, se pudo evidenciar satisfactoriamente, que los alumnos comenzaban a seguir los lineamientos del proceso de composición escrita.
Hoy día, consciente de la gravedad del problema que se manifiesta en los niveles de Educación Básica y Secundaria, me convenzo de que el alumno no recibe las herramientas elementales del modelo de un pensamiento crítico, para expresar con conocimiento e inteligencia las ideas que le permitan superar obstáculos y prejuicios de una manera razonable y justificada sobre cualquier tema. Aunado a ello, están las carencias epistemológicas específicas de los estudiantes ante el aprendizaje de discursos disciplinarios en la universidad. Estas carencias les hacen pensar que tan solo con unas clases y algunos libros tienen la verdad en sus manos.
Finalmente, la realidad de la problemática en la lectura y escritura a nivel universitario es consecuencia de un sistema indiferente de enseñanza, que no recibe ni percibe la atención docente basada en los principios de una lengua materna integral. Entonces ¿qué nos queda? ¿Será acaso una tarea laboriosa el fortalecer tardíamente al estudiante en educación superior y el futuro formador de educandos como es el caso de la UPEL? En la consecución de soluciones a estas interrogantes la UPEL inició la discusión del Proyecto de Transformación y Modernización del propio Currículo de Pregrado (UPEL, 2008) donde la especialidad de Lengua Castellana y Literatura del IPMJMSM aportó a la comunidad universitaria el perfil específico del egresado que se espera de esta casa de estudio. De ese perfil se destacan: (a) la capacidad que debe tener el docente para elaborar y ejecutar proyectos de investigación que ayuden a detectar y resolver problemas educativos en cuanto a la producción y comprensión de textos, (b) el desarrollo de competencias lingüísticas que facilitan el proceso de socialización y valoración del lenguaje en los actos de habla, lectura, escritura y su uso en distintos contextos comunicativos, y (c) la valoración de las formas de comunicar de manera segura y correcta textos orales y escritos que estarán ajustados al contexto sociocultural, entre otros.
Aportes de la universidad a la comunidad en general y estudiantil en particular, buscan enrumbar el desarrollo educativo conjuntamente con el estado venezolano. Acciones como las descritas cooperan con iniciativas cargadas de buena voluntad y liberan a docentes de cualquier nivel educativo de paradigmas tradicionales que frenan el crecimiento profesional dentro del ámbito docente. Es un saber común que leer y escribir no constituyen tareas fáciles. Ambas actividades requieren de un dominio práctico continuo. Para lograr dominar la lectura y escritura, es necesario que el docente motive a los estudiantes a participar en propuestas realizadas por investigadores como Fraca de Barrera (1997), Falcón (2003), Flores (2008), entre otros, pues estos autores han planteado como propósito fundamental el brindar herramientas a través de cursos y talleres de capacitación que permitan, no sólo a alumnos sino a maestros, corregir fallas en la lectura, redacción de textos y ortografía sobre la base de la promoción de la lectura y la composición escrita.
Referencias
Antonini, M. y Pino, J. (1991). Modelos del proceso de lectura: descripción, evaluación e implicaciones pedagógicas. En Puente, A. (Comp.). Comprensión de la lectura y acción docente (pp. 151-152). Madrid: Funadación Germán Sánchez Rupiérez.
Falcón de Ovalles, J. (2003). LA enseñanza de la lectura en Venezuela: de la escuela nueva al constructivismo y análisis del texto. Caracas: UPEL
Fraca de Barrera, L. (1997). “La Naturaleza de la escritura”. Letras 54 – 55. Caracas: CILLAB- IPC.
Flores, C. (2008). Taller Aprendiendo a Redactar, Proceso de Composición Escrita. Caracas: UPEL-IPMJMSM.
Marcos, J. (1995). Claves de la Psicología del Aprendizaje Actual. España: Universidad de La Coruña.
Pérez, R. (s/f). Definiciones. [Documento en línea]. Disponible en: http://www.psicopedagogia.com/definicion/aprendizaje. [Consultado 2008. Octubre 08].
Real Academia Española. (2007). [Página Web en Línea] Disponible: http://www.rae.es/ [Consulta, octubre 2008].
Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Vicerrectorado de Docencia. (2008). Proyecto de Modernización y Transformación del Currículo de Pregrado en la UPEL. Debate y Construcción Curricular. Especialidad: Lengua Castellana y Literatura. Caracas: Autor.
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